¿CÓMO ELEGIR UN BUEN ABOGADO EN BILBAO?
¿Qué hace falta para ser un buen abogado?
¿Cuántos de nosotros decíamos de pequeños que queríamos ser abogados? Puede que algunos estuviéramos influenciados por la imagen que se proyectaba en el cine, otros por algún familiar cercano y otros, simplemente por lo bien que suena decir: ¡SOY ABOGADO!
En verdad, se trata de una profesión apasionante para quien la disfruta, pero lo cierto es que existe un desconocimiento general sobre lo que implica en la realidad. Pues bien, a través del post especial de hoy, nuestro despacho de abogados de Bilbao pretende mostrar, a grandes rasgos, el día a día de los que nos dedicamos a esta exigente profesión. Y es que, ¿qué hace falta para ser un buen abogado?
En primer lugar, ganas insaciables de aprender…
Ciertamente, si nunca te ha gustado estudiar, es probable que la abogacía no sea lo tuyo. Actualmente, para ser abogado en España se requiere estar en posesión del Grado en Derecho (o Licenciatura para los más veteranos), cursar un Máster de Acceso a la Abogacía, realizar un examen final y por último, colegiarse en alguno de los Colegios de Abogados. Suena sencillo, ¿verdad? Pues bien, independientemente de la dificultad (que es ciertamente subjetiva) estamos hablando de una odisea que requiere aproximadamente unos seis años. Y por supuesto, son muchas las horas que hay que dedicar durante ese período a entender los textos legales, a conseguir descifrar la compleja terminología jurídica, y finalmente, a memorizar todo el contenido.
Y ahora viene lo mejor de todo: ¡nunca se termina de estudiar! Y es que con el trascurso del tiempo, todo cambia: nuevos realidades sociales encuentran regulación, se producen modificaciones legislativas, los jueces se replantean las normas existentes, etc. Todo ello pone de manifiesto que la profesión de abogado no es estanca, sino que requiere actualizarse constantemente y continuar aprendiendo día a día.
Excelentes habilidades comunicativas
Pensemos en la típica escena de película en la que aparece un abogado, de pie, merodeando de un lado a otro de una gran sala y dando un discurso formidable para intentar convencer a un jurado de que su cliente no es culpable de cometer un homicidio en primer grado.
Bien, lo cierto es que siendo realistas, el ejercicio de la profesión, en este país al menos, dista bastante de dicha imagen (y menos mal…). De hecho, lo único mínimamente acertado es que los abogados tenemos que mostrar unas buenas dotes comunicativas.
Es cierto, existen las Salas de vistas y hay que expresarse correctamente delante de jueces, clientes y de una cámara. Pero casi más importante que eso, resulta la comunicación escrita. Y es que en verdad, los abogados nos pasamos la mayor parte de nuestro tiempo escribiendo: redactando emails a clientes, comunicaciones a otros abogados, escritos y recursos a los Juzgados, etc. Y sin duda, la forma de escribir dice mucho de una persona… Por tanto, un buen abogado debe escribir correctamente, empleando un léxico acertado, un lenguaje fluido y como no podía ser de otra manera, una ortografía exquisita.
Empatía y confianza
El pilar fundamental en la relación cliente-abogado es la confianza. Resulta imprescindible. Un buen abogado no puede olvidar nunca que detrás de cada caso, hay siempre una persona (o varias) con un problema real, que les preocupa, y que confían en la figura del letrado para que éste les asesore en la búsqueda de la solución más conveniente. Siendo así, un buen abogado debe saber escuchar y trasmitir tranquilidad y seguridad al cliente, lo cual no implica dejar de ser transparente y riguroso en todo momento.
Deontología (del griego to deon, «lo conveniente», y logía, «conocimiento»)
Otra de las particularidades es que no ejercemos nuestro oficio en solitario, sino que a lo largo de nuestra profesión, nos relacionaremos, sin lugar a dudas, con otros muchos abogados. De hecho, entre nosotros, empleamos oficialmente la palabra “compañero” para hacer referencia a otro abogado. Esto es así debido a que nuestra actuación está sujeta al cumplimiento de una serie de deberes deontológicos. Y es que si bien es cierto que tenemos completa libertad e independencia a la hora de ejercer, debemos actuar siempre con responsabilidad y respeto frente a nuestros compañeros, manteniendo ante todo, el buen nombre de la profesión.
Esperamos que con esta breve entrada, hayamos podido dar unas pinceladas del día a día de esta apasionante profesión. ¿Ha resultado interesante? En tal caso, no dudéis en venir a conocernos a nuestro despacho de abogados de Bilbao. Estaremos encantados de atenderos.
Iuris Bilbao Abogados
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