Una de las dudas más habituales que surgen entre nuestros clientes después de haberse producido su divorcio o separación, es saber cómo se reparten las vacaciones de los hijos menores.

Se trata de un tema que ya hemos tratado en post anteriores, si bien, merece la pena «repasar» conceptos. Empecemos!

¿Qué se considera «periodo vacacional»?

Lo primero que debe tenerse en cuenta es que los periodos vacacionales se corresponden con los periodos no lectivos de los menores escolarizados. Es decir, no tienen necesariamente que coincidir con las vacaciones de los adultos, si no que hablamos del calendario escolar de los niños.

En concreto, se trata de las vacaciones de Semana Santa, Navidad y Verano.

Estos periodos se extienden desde el último día de clase hasta el día anterior al inicio de las mismas y suponen un “paréntesis” en relación al régimen ordinario de custodia y visitas. Ergo, se trata de periodos regulados por normas especiales de reparto de tiempos entre los progenitores, en los que quedan suspendidas las visitas.

¿Cómo se reparten las vacaciones?

Debe partirse de la premisa de que, en el Convenio Regulador, los progenitores pueden distribuir las vacaciones escolares como consideren oportuno. Por lo tanto, si las partes así lo acuerdan, pueden organizarse los periodos vacacionales en atención a sus circunstancias laborales o personales.

No obstante, si no existe acuerdo al respecto, lo usual es que los periodos vacacionales se repartan de la siguiente manera:

Semana Santa: se dividirán en dos periodos, siendo el día de intercambio el domingo de resurrección o el lunes de pascua.

Vacaciones de Navidad: también se dividirán en dos periodos más o menos iguales, siendo el día de intercambio el 30 o el 31 de diciembre. El día de Reyes (6 de enero) lo habitual es que ambos progenitores puedan estar, al menos durante un par de horas, con el menor.

Verano: en el caso de nuestra provincia, Bizkaia, lo más común es dividir el verano en seis periodos (las dos quincenas de los meses de julio y agosto, los últimos días de junio y los primeros de septiembre) y que los progenitores disfruten de dichos periodos de forma alterna.

¿Quién elige cada año las vacaciones?

Para evitar conflictos, una de las soluciones es fijar que los años pares elija un progenitor y, los impares, otro.

Si bien, este mecanismo debe estar regulado mediante los correspondientes preavisos, en orden a que ambos puedan organizar con suficiente antelación sus vacaciones con los menores.

Otra opción es la asignación directa de periodos, de forma que, los años pares uno de los progenitores disfrute los primeros periodos y los impares, los disfrute el otro. De esta manera, ambas partes saben qué periodo les corresponde sin necesidad de preavisar y ello, suele evitar muchas tensiones y malos entendidos.

¿Se puede viajar con los menores al extranjero?

Sobre esta materia, reiteramos lo comentado en post previos, pero, a modo de ampliación, queremos destacar que cada vez resulta más habitual que los progenitores extranjeros soliciten expresamente que quede recogido en Sentencia que podrán viajar con los hijos a su lugar de origen durante las vacaciones escolares (sobre todo, en verano).

Se trata de algo normal y beneficioso para los menores, dado que les permitirá estrechar vínculos con la familia de origen de uno de sus progenitores (que también es la suya). Si bien, para aceptar dicha solicitud, los jueces suelen tener en cuenta la edad de los menores y las características del país en cuestión; así como la organización del viaje (evidéntemente, no es los mismo viajar a Italia que a Australia) llegando a acotar, en ocasiones, que solo podrán realizarse este tipo de desplazamientos en años alternos y sin perjudicar el periodo vacacional del otro progenitor.

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